El año 1972 marcó un punto de inflexión en el desarrollo de las políticas medio ambientales internacionales. La celebración de la primera gran conferencia sobre cuestiones relativas al medio ambiente, conocida como la Conferencia de Estocolmo, permitió fijar una visión común sobre los aspectos básicos de la protección y mejora del medio humano. Pocos meses después, las Naciones Unidas fijaron el 5 de junio, día de apertura de esta histórica Conferencia, como el día Mundial del Medio Ambiente; con el objetivo de fomentar la conciencia y la acción de todo el mundo para proteger nuestro ambiente, instando en los distintos países y a sus ciudadanos a organizar actividades que nos recuerdan la importancia de su preservación. Ya hace más de cuatro décadas desde que se organizó el primer Día Mundial del Medio Ambiente, y este año no será menos, el día de hoy se convierte en una plataforma global de alcanos público que reúne en gobiernos, empresas, celebridades y ciudadanos al votante de un asunto ambiental urgente y el cual da nombre al tema elegido: la biodiversidad. La biovida- diversidad, está definida como la suma de la riqueza de especies, la variedad genética entre individuos de una población y entre poblaciones de una misma especie, y la diversidad de espacios o ecosistemas; se trata por lo tanto de la vida completamente que hay en el mundo.
Desde el origen de la vida en el Planeta Tierra, hace unos 3.700 millones de años, y a partir de un mismo ancestro común, la evolución y otros procesos naturales han dado lugar, a través del paso de miles de millones de años, a una gran variedad de especies que han habitado y convivido en diferentes condiciones que se han dado a lo largo de la historia del Planeta, en equilibrio y ajuste con su medio ambiente. Justo como la misma precisión que las distintas piezas de un reloj, cada especie cumple una función indispensable e imprescindible dentro de un gran mecanismo como lo son los distintos ecosistemas. De este modo el ser humano se ha podido usar de los distintos recursos para obtener alimento, medicamentos, materias primas, y energía, necesarios para nuestra supervivencia. Desgraciadamente, el incorrecto aprovechamiento del cual nos ha proporcionado la natura ha desequilibrado el armonioso funcionamiento de nuestro reloj. Este comportamiento, ahora más que nunca, estamos viéndolo reflejado en grandes catástrofes como son: los devastadores incendios de California, de Australia y la Amazonas, la plaga de saltamontes al cuerno del continente africano, y la que está resultando en la gran crisis mundial, la pandemia del Covid-19. Penosamente, a pesar de las reiterativas advertencias, únicamente ante una situación de tal magnitud nos hemos visto obligados a levantar el pie del acelerador y posar el freno de mano, permitiendo un leve rebrote de la natura.
Aprovechemos el día de hoy para reflexionar sobre nuestras actuaciones, no consintamos que este reloj deje de funcionar y que cada especie, como pieza fundamental, ocupe el lugar que le pertenece.